Paracelso dirá que «es una ciencia que enseña a cambiar los metales de una especie en otra especie diferente».
Para Roger Bacon «la Alquimia es la ciencia que enseña a preparar una cierta Medicina o Elixir, el cual, cuando se proyecta sobre los metales imperfectos, les comunica la perfección en el momento mismo de la Proyección».
Estas dos definiciones pueden ser consideradas excelentes, y comprueban los preceptos magistrales de la verdadera Alquimia.
De una manera básica, podemos decir que «la Alquimia es verdaderamente el Arte de obtener la quintaesencia de los cuerpos, de transmutarlos, de fabricarlos por Síntesis».
En algún momento surgirá la Hiperquímica, donde la química convencional y la Sagrada Alquimia se unirán en un sólo cuerpo de información y práctica.
Pero aunque estas definiciones pueden ser consideradas acertadas y supremas, sólo especifican la parte más tosca de la Alquimia.
La Alquimia es más, mucho más que el Arte o la Ciencia de fabricar metales preciosos. Ella está íntimamente relacionada con el Hermetismo, con las Ciencias Ocultas. Una sin la otra perdería el ser existencial que la mantiene y la sustenta.
Toma sus arcanos de la Qabalah, de la Astrología, de la Medicina Espagírica, pues el Ocultismo basa su trabajo en la Unidad Perfecta. Justamente la Alquimia es integradora; conduce a la unidad simple por medio de la ley de la Analogía entre otras.
La Alquimia, entonces, es una de las ramas del Hermetismo que se une, particularmente, con el Plano Físico de la Naturaleza, al estudio de la Materia, de su constitución, de su génesis, de su evolución y de sus transmutaciones.
Es la antigua ciencia cultivada por los magos. Ella desvela desde la antigüedad el problema de la energía y del átomo, mostrando la identidad de la substancia polarizada en Fuerza y Materia, que se resuelven una en la otra por la doble corriente de Evolución e Involución, Inspiración y Expiración, del llamado Universo - Vida.
A través de los tiempos, la Alquimia permaneció más o menos oscurecida pero siempre íntegra, persiguiendo la misma meta «científica».
La unidad absoluta de la Materia Viva, demostrada con la Síntesis de los Cuerpos y los Metales, los cuales derivan todos del mismo átomo, estando constituidos por las diversas combinaciones de los átomos entre sí, lo que permite operar la intercambiabilidad de las moléculas, la transmutación de las estructuras atómicas.
La Alquimia daba y da el medio de fabricar los cuerpos más preciosos, y entre estos y sobre todo el Oro, del cual los hombres solamente perciben su utilidad pero el iniciado conoce la Esencia, la influencia benéfica sobre el organismo desde el punto de vista terapéutico, sobre la Ciencia, desde el punto de vista sintético. El Oro, elemento muy evolucionado, el más alto en la escala de los metales. Su fabricación conduce en consecuencia a la síntesis de los metales que lo preceden.
Al no prodigar el Hermetismo las enseñanzas alquímicas, y siendo escasos los verdaderos iniciados, junto a la llamada Alquimia Tradicional ha surgido una suerte de Alquimia «experimental», investigando la obtención del Oro o la Plata, por métodos más o menos profanos.
La Alquimia Tradicional es la única depositaria de las fórmulas y recetas que conducen a la Gran Obra por medio de la Piedra Filosofal.
Esta Alquimia Tradicional sigue siendo privilegio de los iniciados. Es preciso haber descubierto el Absoluto, según la palabra de los Adeptos, para poseer la Llave de ella. Saber, Querer, Osar y Callar resumen toda Iniciación, tanto Mágica como Alquímica. Estas le pertenecen, de la misma forma que el calor natural pertenece al Fuego.